La Congregación de la Divina Pastora está en los últimos días previos a la Coronación. Y si hay algo absolutamente necesario en una coronación, es la corona.
La presea de Coronación es una obra de estilo rococó ejecutada en Orfebrería Montenegro. Con profusión de flores y elementos campestres, además de rocallas, características del periodo artístico y coetáneo a la propia talla de la Virgen. El joyero Lázaro Moreno ha sido el encargado del engastado de las piedras preciosas.
Está realizada en plata de ley dorada y cuenta con unos 60 gramos de oro de donaciones de devotos. La parte superior de la pieza aparece coronada por una cruz de pedrería que se apoya en una hornacina en forma de concha que cobija el ‘Abrazo de San Francisco’, en alusión a la orden de los frailes Capuchinos que dieron origen a la advocación pastoreña. Sobre esta concha se derrama un gran ramo de rosas, flores relacionadas con la iconografía de la Divina Pastora, ya que las portan en su boca las ovejas que la acompañan, esas rosas simbolizan las avemarías que se rezan en la corona franciscana.
En la ráfaga figuran dos pavos reales, símbolo cristiano de la vida eterna, y cuatro insectos una abeja, como Cristo que difunde la luz en el mundo; una mariposa, que representa la Resurrección y la inmortalidad; una libélula que tras cada muda de piel, entra en una nueva fase de la vida que simboliza el crecimiento y una mariquita, conocida en algunos sitios como «vaquita de San Antonio» que representa la protección y la curación y cuyo caparazón simboliza el manto de la Virgen mientras que los puntos negros que poseen aluden a los Siete Gozos de Nuestra Señora.