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Kevin Medina: «Estar en el Málaga es lo máximo, ojalá poder jugar en Primera con mi equipo»

Dicen que Málaga, con el paso del tiempo, ha ido perdiendo su esencia. La vida en los barrios ha cambiado, los precios han subido y el malagueño está, cada vez más, en peligro de extinción. En el día de hoy, 101 Televisión se ha acercado a uno de esos pequeños rincones que siguen manteniendo su idiosincrasia, su estilo y a su gente. Así es la Trinidad y así son los trinitarios: abiertos, con desparpajo y con mucho acento a esta bendita ciudad.

El anfitrión ha sido Kevin Medina, uno de los máximos exponentes de todo lo anterior. El extremo ha dejado a un lado su timidez lejos del terreno de juego y ha mostrado su cara más cercana en el lugar que le vio crecer. La entrevista comienza en la Plaza de la Iglesia de San Pablo, a la espalda de su querido Cautivo; y termina en la casa donde comenzó a crecer.

La plaza, un lugar especial para el malaguista : «Aquí he pasado gran parte de mi infancia, tengo muchos recuerdos y muchos amigos. El mejor que guardo es el del ascenso del Málaga. Me quieren mucho los niños, yo también he sido chico y siempre he ido a ver al equipo. No pensaba que iba a estar tan lleno, cuando bajé dije que esto era mi barrio. Todo estaba lleno de gente llamándome por mi nombre. Mi familia estaba ahí en la esquina, nada más que los vi, me fui a abrazarlos Suelo venir dos veces a la semana, cuando puedo. Hay que hacer el trabajo invisible, pero intento venir lo máximo posible»

La Semana Santa y el rey trinitario, dos indispensables en su vida cotidiana: «Yo soy muy del Cautivo, me lo han inculcado desde que era muy pequeño. Si hacen algo del club con la cofradía, les tengo dicho al Málaga que me llamen a mi para organizarlo. Todos los jugadores de la plantilla saben que es el rey de Málaga, no les hace falta ni que yo se lo diga. Tengo tatuada la entrada a la iglesia jugando de pequeño, aquí pasábamos la mayoría del tiempo».

Fútbol de calle: «En esta plaza jugábamos entre las palmeras (San Pablo) y las puertas de la iglesia, que no están como ahora. De vez en cuando había algún pelotazo a una persona mayor, pero eran cosas de niños y que hoy en día se están perdiendo. Hemos empeñado muchos balones a lo largo de los años. Por el llano, algún que otro cristal nos hemos cargado. Nos regañaban, pero éramos niños felices jugando a la pelota. Aunque nos regañaban, seguíamos haciéndolo (ríe)».

Un objetivo que lo tiene muy presente: «Mi sueño lo sabe todo el mundo, es el de cualquier niño que empieza a jugar al fútbol. Yo soy aquí de Málaga y jugar aquí es lo máximo, imagínate. Ojalá estar Primera con mi equipo y de ahí para delante, ya veremos».

Inicio del Málaga en Segunda: «Esta categoría es muy difícil, lo importante es sumar y trabajamos para conseguir los tres puntos. El equipo tiene alma y cree hasta el final. Eso viene de la temporada pasada, es un grupo muy bueno, que ha mantenido la base y que creemos todos, nos dejamos todo en el campo. Tenemos que meter las ocasiones que tenemos, aunque es todo muy complicado. Atrás tenemos a nuestro ‘Alfonsito’, que es un crack».

El penalti de Cordero: «Yo estuve con él después del partido porque es un niño. Le dije que había tenido los huevos y la personalidad para coger el balón con tan solo 17 años. Que no se venga abajo, irá entendiéndolo mejor porque es una cosa normal de nuestra profesión. Yo creo que el próximo penalti va a intentar tirarlo otra vez, pero si estoy yo, lo voy a tirar (ríe)».

Por último, habló sobre un ilustre del barrio en una cancha de fútbol: «Esta es la pista donde jugábamos  (situada en el lateral de la Iglesia de San Pablo). Juan Reina es un grande del barrio, tuve el placer de conocerlo, pero no tanto como quería. Dio todo por que se hiciese esto y aquí está. Todos los barrios de Málaga la tenían y nosotros no éramos menos. Al final se consiguió gracias a su empeño».

 

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