A lo largo de la última década, y ya van trece ediciones, la Noche Europea de los Investigadores se ha convertido, sin duda alguna, en una de las citas fijas del calendario en el tercer viernes de septiembre. Así, y de forma simultánea en cerca de 400 ciudades europeas, la Noche ha recorrido los cascos urbanos -en este caso, el centro de Málaga – para volver a acercar la ciencia a todos los públicos. Calles llenas de propuestas cercanas, divertidas y amenas que han aproximado la investigación a la población malagueña.
La Noche 2024 en Málaga, organizada por el Servicio de Publicaciones y Divulgación Científica de la UMA (Vicerrectorado de Investigación y Divulgación Científica) y bajo el patrocinio de Fundación Unicaja, ha desplegado este 2024 una variada programación con más de medio centenar de actividades desde las 17:30 horas, dirigiendo un especial esfuerzo en los talleres del Paseo del Parque, pensados, fundamentalmente, a público infantil y juvenil. Entre esta veintena de talleres y experiencias científicas ha habido espacio para la historia, la biotecnología, la neurociencia, la química, las ciencias de la tierra, la nutrición o el patrimonio cultural, además de una yincana sobre plantas, ‘Plant Prix’, ideada para las familias.
Asimismo, los más pequeños de la casa pudieron acercarse a la Campaña de recogida de dientes del Ratoncito Pérez: con la aportación de un diente de leche y anotando su fecha de caída, el equipo de ayudantes del Sr. Pérez otorgó un regalo a cada niña/o participante, como agradecimiento por su contribución a este proyecto de ciencia ciudadana coordinado por el CENIEH (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana).
El Rectorado, por su parte, además de la inauguración, albergó dos formatos diferentes con reserva previa: en la Sala de Juntas, desde las 17:30, ‘Ciencia en pequeñas dosis’ contó con 16 intervenciones integradas en cuatro paneles temáticos: ‘Sobre sostenibilidad y medio ambiente’, ‘Igualdad y género’, ‘Salud: nuevos retos’ e ‘Inteligencia artificial’. Por otro lado, en la Sala de Rectores, a partir de las 18:00, los ‘Microencuentros’ dieron cabida a cuatro sesiones compuestas por seis mesas temáticas reducidas donde los asistentes pudieron descubrir la investigación que se realiza en la UMA con sus protagonistas, cara a cara: en ellas, se profundizó en aspectos tan variados como el vínculo entre drogas, cerebro y microbiota, la realidad virtual la inteligencia emocional; la educación y la docencia; la Málaga fenicia; la biología sintética, el sobrepeso y la nutrición o autismo.
La Noche Europea de los Investigadores vuelve a Málaga el 27 de septiembre
Mientras tanto, desde las 18:00, el Auditorio Eduardo Ocón acogió cuatro mesas de debate compuestas por más de una quincena de expertos/as en ‘Hablando se entiende la ciencia’, un espacio donde se habló sobre ‘Ciencia en el espacio’, ‘Ciudad sostenible’, ‘Salud mental y emociones’ y ‘Turismo y gentrificación’.
Además, desde las 18:30, con inicio en la boca de metro de Guadalmedina, la programación se completó con ‘Un paseo para hablar de la turistificación del centro histórico de Málaga. ¿Susto o muerte?’, una experiencia donde se exploró la relación entre el turismo y diversos problemas socioeconómicos, urbanos y paisajísticos a través de un recorrido a pie por parte de los propios residentes, poniendo el foco en el proceso de gentrificación que afecta a Málaga, y muy especialmente a su casco histórico.
Más allá del Rectorado y el Paseo del Parque, en esta edición el centro Google de Málaga abrió sus puertas para ofrecer un encuentro sobre inteligencia artificial e ingeniería de la mano de cuatro expertos en la materia: ‘Inteligencia artificial en acción: de la universidad a la empresa y viceversa’, que tuvo lugar en el Centro Google de excelencia para la ciberseguridad (GSEC Málaga). De igual modo, en la misma sede, a las 20:30 horas se celebró una conferencia impartida por Enrique Viguera Mínguez, actual Premio de la Universidad de Málaga a la Divulgación Científica por su iniciativa ‘Encuentros con la Ciencia’, que giró en torno a una pregunta: ‘¿Qué nos hace humanos?’. Una noche llena de ingenio que además de fomentar la transferencia de conocimiento buscó sembrar en los jóvenes la semilla de nuevas vacaciones investigadoras.