El acusado de abusar sexualmente de su amiga aprovechando presuntamente que ésta se encontraba en estado de semiinconsciencia, ha afirmado durante el juicio que se acercó a la víctima al entender que quería mantener relaciones con él, pese a verla «cansada», por lo que se acercó a ella y empezó a besarla y tocarla.
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma ha celebrado este miércoles la sesión contra el hombre de 36 años acusado de un presunto delito de abuso sexual. Durante su declaración, el procesado ha negado los hechos, manifestando que fue un acto consentido.
Según el relato del varón, esa noche estaba con unos amigos ensayando en un local que tenían en El Gremi cuando la víctima y una amiga de ésta se personaron en el mismo para visitarles. El hombre asegura que las chicas se fueron poco después y que él tardó unas horas hasta ir a la discoteca donde estaban.
«Cuando llegué nadie sabía dónde estaba –la perjudicada–, una amiga suya me pidió que fuera a buscarla, la encontré sentada encima de una moto y me dijo que estaba mareada», ha continuado. Por tal motivo, él y sus amigas decidieron llevar a la víctima al local del procesado para que descansara.
«La tumbamos en un sofá y volvimos otra vez a la fiesta, íbamos yendo y viniendo de vez en cuando para ver qué tal estaba», ha continuado.
Seguidamente, ha reconocido que, en torno a las 05.00 horas de la mañana, se quedó con ella en el local, momento en el que, según ha afirmado, la perjudicada «se levantó y se quitó la falda porque le molestaba el cinturón».
«Después me acerqué a ella para abrazarla, le empecé a dar besos y fui bajando la mano» hasta acercarse a la zona genital y le practicó sexo oral. «Mi sensación era que estaba cansada, pero contestaba cuando hablábamos y lo di a entender», ha concluido.
LA VÍCTIMA ASEGURA QUE NO RECUERDA NADA
Durante el juicio, la víctima ha argumentado también que el día de los hechos, cuando estaba celebrando su cumpleaños junto a unas amigas, fueron a visitar al acusado al local que tenía.
«Bajamos a saludar, le di un beso en la boca y ya lo siguiente que recuerdo es buscar un sitio para vomitar, por eso salí fuera de la discoteca. Les dije a mis amigas que me encontraba fatal y si podían encontrarle –al acusado– para que me abriera el local y poder dormir», ha manifestado.
La víctima ha indicado que su siguiente recuerdo es «hacer un esfuerzo para girarse» cuando estaba tumbada en el sofá y ver al varón cerca de ella, hasta «volver a caer inconsciente». Asimismo, ha afirmado que notó cómo el chico le practicó sexo oral.
«Cuando llegué a casa seguía encontrándome fatal, no paraba de vomitar y no tenía fuerzas para hacer nada», ha explicado, añadiendo que tuvo que estar un mes de baja por una infección de orina tras lo ocurrido.
Días después, la víctima quedó con el procesado acompañada de una amiga para que relatara exactamente qué había ocurrido, negando éste haber abusado sexualmente de ella. «Me fui de ahí con un ataque de ansiedad y al día siguiente me fui a poner la denuncia», ha concluido.
En calidad de testigo, una de las amigas de la víctima ha señalado que cuando preguntaron al procesado qué había ocurrido «él lo negó todo», aunque poco después «aceptó que sí lo hizo porque vio indicios de que ella quería».
SIETE AÑOS DE PRISIÓN
Según el escrito del fiscal, los hechos se remontan a septiembre de 2019, cuando el procesado coincidió en un establecimiento del Polígono de Son Castelló con la víctima, con la que mantenía una relación de amistad.
En dicho establecimiento, el varón disponía de un local de ensayo, donde en torno las 05.00 horas, aprovechando que se encontraba a solas con la perjudicada, quien había consumido alcohol y sustancias que habían afectado a sus facultades y la habían sumido en un estado de semiinconsciencia, practicó a la misma sexo oral sin su consentimiento.
Como consecuencia, la víctima sufre shock postraumático con grave daño de confianza que ha requerido tratamiento psicoterapéutico.
La Fiscalía considera tales hechos constitutivos de un delito de abuso sexual, por lo que pide para el acusado la pena de siete años de prisión y la prohibición de aproximarse o comunicarse con la mujer durante un tiempo de cinco años.
Además, solicita que se le imponga la medida de libertad vigilada por un plazo de siete años y que indemnice a la víctima en la cantidad de 20.000 euros en concepto de daño moral y con otros 1.535 euros por los gastos médicos ocasionados.