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La hija de Lucía Garrido cree que su padre intervino en crimen de su madre: «Ella estaba muy asustada»

La hija de Lucía Garrido, asesinada en su finca de Alhaurín de la Torre en 2008, ha considerado que su padre, acusado como colaborador en el crimen, tuvo intervención en la muerte de su madre y ha relatado la situación que vivía esta por amenazas y presiones del procesado para que dejara la casa, llegando a decirle que «saldría por las buenas, por las malas o en una bolsa de basura». «Estaba muy, muy asustada», ha declarado.

El juicio con jurado comenzó este pasado lunes contra la expareja de la mujer y otro hombre, acusados ambos por un delito de asesinato el primero como presunto cooperador necesario y el segundo como supuesto autor material. Las acusaciones solicitan 25 años y 23 años y medio de prisión, respectivamente; mientras las defensas piden la absolución.

Sara, que tenía 12 años cuando asesinaron a su madre, ha ratificado en su declaración, realizada tras un biombo para no ser vista, las amenazas y presiones de su padre a su madre para que dejaran la vivienda donde él tenía negocios de supuesto tráfico ilegal de animales exóticos y almacenaje de droga, uno de los posibles motivos del crimen para las acusaciones; «un día dijo que saldría por las buenas, por las malas o en una bolsa de basura».

Ha asegurado que fue testigo de la situación que vivió su madre tras la separación y ha indicado que estaba «muy asustada», precisando que les cortó la luz y el agua; además de que temía que pudiera abrir la jaula de animales peligrosos, como los leones que «seguían en la finca» –aunque su padre declaró que no– y a los que él «dejó de alimentar».

También ha contado que la situación económica era «muy mala» y que su madre «tenía que acudir a amigos y familiares para que nos ayudaran con la comida y económicamente». Psicológicamente también estaba «muy mal, mucho, perdió como 20 kilos». Además, ha señalado que su padre tenía capacidad de conocer las rutinas de la víctima porque trabajaba y vivía en una finca colindante.

Días antes de ser asesinada, ha dicho que su madre estaba «muy intranquila» y ha asegurado que ella fue testigo de una llamada a su tía en la que la víctima le pidió que «si pasaba algo se quedara conmigo». «A mi me sentó y me dijo que me preparara porque podía pasar cualquier cosa», ha apuntado.

El día de los hechos, ha relatado que su madre tenía que recogerla en el colegio, pero «no llegaba, vi a la gente inquieta, la directora me llevó a su casa y a las dos horas mi tía me contó lo que había pasado». El acusado, su padre, con el que debía tener contacto aunque en realidad ella no quería, ese día no la llamó para consolarla.

En una ocasión, ha señalado, también la amenazó a ella para que firmara una carta en la que aseguraba que quería seguir viéndole, para lo que le dijo que si no lo hacía llamaría a la Benemérita «para que se llevaran a su madre». Asimismo, ha afirmado que los vecinos «lo temían porque él hablaba sin reparo de que tenía contactos en la Guardia Civil» y que cuando su padre estaba aún en la casa había grandes cantidades de dinero.

Igual de contundente ha sido una amiga de la víctima, que ha venido de su país para declarar como testigo en la sesión de este miércoles, quien ha incidido en que al exmarido «Lucía le estorbaba porque él quería hacer mucho en la finca» y mantener unos negocios «supuestamente ilícitos de los que ella sabía demasiado y no quería que siguiera viendo lo que pasaba».

«Empezó a decirle que tenía que irse, la presionaba muchísimo, decía que si no salía por las buenas sería por las malas, inclusive con los pies por delante», ha dicho, apuntando también que este acusado tenía capacidad para controlar las rutinas y horarios de Lucía.

Según ha aseverado, ella «temía por su vida y por la de su hija», relatando que poco antes de que fuera asesinada ella le dijo: «Este está tramando algo muy gordo y tengo mucho miedo».

Antes de morir, «Lucía era una sombra, era un esqueleto y psicológicamente estaba destrozada; no era ella, estaba demacrada, no comía porque todo se lo daba a la hija que era lo más importante», ha relatado la testigo.

Ha coincidido con la hija de la víctima en que antes de separarse «tenían mucho dinero en la finca» y que una vez cuando preguntó al acusado si no tenía miedo de que alguien entrara y robara le dijo que si esto ocurría «le pegaba dos tiros –a quien fuera– y lo metía en la jaula de los leones».

También ha señalado que después de la separación le aseguró que «la estaba dejando sin absolutamente nada y estaba muy mal», apuntando que había veces que los vecinos «tenían que pasarle comida y agua por encima del muro porque estaban encerradas en la casa».

Ha señalado que «en el barrio y mucha gente le temía porque presumía mucho de que tenía muchos amigos en la Guardia Civil» y ha ratificado que «Lucía le molestaba muchísimo y le estorbaba, comenzó con una presión hacia ella impresionante».

Según esta testigo, la mujer presentó denuncias por malos tratos «pero no valían para nada», algo en lo que ha coincidido la hija de la víctima. Asimismo, ha dicho que recibió amenazas de él y de su entorno.

También ha declarado el que fuera coronel jefe de Asuntos Internos en su momento, quien ha señalado que se volvió a practicar pruebas de ADN porque «había nuevas técnicas de identificación» y fue cuando se dio con el acusado como presunto autor. Ha dicho que son los especialistas los que tendrán que resolver las cuestiones sobre cómo se llevó a cabo dicho contraanálisis.

Lo que sí ha indicado que es que en esa revisión del caso se volvió a tomar declaración a muchas personas, ha defendido la investigación realizada y ha negado que hubiera un trato de favor o se dieran beneficios a un testigo protegido.

De hecho este ha declarado por vídeoconferencia sin conocerse el paradero y ha asegurado que hubo una reunión en Torremolinos en la que se planearon «un par de trabajos, uno en Madrid y otro en una finca con animales en Alhaurín». Ha dicho que en la reunión no se habló de matar a una mujer, sino que la idea era «robar hachís y dinero».

Ha identificado al hombre acusado como presunto autor material como uno de los asistentes en la reunión y ha declarado que él no participó en esos «trabajos», pero que cuando se enteró por televisión de que había muerto una mujer en dicha finca, uno de los que estuvieron en la reunión –que fue asesinado– le dijo que «le salieron mal las cosas»; le comentó que «a estos mierdas se les ocurrió quitarse a una persona de en medio».

La defensa del acusado que ha sido identificado ha realizado cuestiones a este testigo con el fin de demostrar que la Guardia Civil controló este testimonio y que obtuvo beneficios por su declaración en esta causa. Este hombre ha dicho que no conoce al exmarido de la mujer.

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