Málaga ha tenido una semana de vuelta a la normalidad tras la DANA del pasado 13 de noviembre. Una semana eso sí en la que el debate, para variar, ha vuelto a ser el de la vivienda, un tema capital que ahora mismo toca de algún modo todo lo demás. Por lo pronto, el Ayuntamiento de Málaga tiene ya en marcha su medida por la que a partir de este próximo diciembre no se podrán crear nuevos pisos turísticos en 43 barrios de la ciudad (los más tensionados) mientras el alcalde incide en la idea de la tasa por pernoctación como una alternativa para ayudar a los malagueños que más difícil lo tienen para asumir el alquiler de una casa. Esta medida se usa ya mucho en Europa, pero en España tiene menos partidarios y encaje en las ciudades.
Según el regidor malagueño, si desde el Gobierno central se modificara la ley de haciendas locales esto permitiría a la capital de la Costa del Sol habilitar un tributo de dos o tres euros por pernocta (en hotel o alojamiento turístico) para invertirlo posteriormente en la problemática de la vivienda. En sus cuentas, Málaga recaudaría 20 o 30 millones de euros que se podrían destinar a subvenciones para apoyar a las familias con sus alquileres. Sin embargo, desde el Gobierno andaluz (que sí podría encajar esta medida en su marco legal) no ven nada claro el impuesto y creen que no soluciona nada: ni los problemas del sector ni la masificación ni todo lo aparejado a la vivienda.
El alcalde de Málaga defiende que la tasa turística debe servir para paliar la crisis de vivienda
La tasa turística es una medida muy extendida por las grandes capitales europeas. En la actualidad, en el Viejo Continente hay más de 130 ciudades de una veintena de países diferentes que optan por un impuesto por cama turística. El caso de Ámsterdam es muy particular, pues este impuesto supera los veinte euros. Otras urbes masificadas y donde cada año van millones de viajes también tienen una tasa implantada: Lisboa, Viena, Berlín, Bruselas, Budapest, Praga o Venecia son algunos de los ejemplos. En Francia, prácticamente en cada zona turística se utiliza.
El consejero de Turismo de la Junta, Arturo Bernal, puso precisamente el ejemplo de Venecia como un fracaso de masificación, pues a la famosa ciudad italiana van cada año 35 millones de viajeros, más turistas que al conjunto de las ocho provincias andaluzas. Todo, a pesar de que se cobra una tasa de cinco euros que no impide que sea muy difícil no tener aglomeraciones en todas las épocas del año.
La excepción española
La excepción es España, donde solamente Cataluña y Baleares cobran a los turistas con el objetivo de buscar un modelo más sostenible. En Cataluña, el impuesto puede llegar a superar los seis euros y en Baleares entre uno y cuatro euros. Además, el debate está sobre la mesa en otras regiones como la Comunidad Valenciana o el País Vasco y en Andalucía también está muy presente.
A nivel andaluz, en Sevilla, una de las últimas propuestas del actual gobierno de la capital hispalense ha sido plantear una posible tasa a aquellas personas que visiten la Plaza de España. En Granada, hay quienes lo han planteado articulando este impuesto desde la entrada de la Alhambra. Por su parte, los expertos creen que en destinos de sol y playa es algo más complicado adoptar estas tasas y son algo más contraproducentes.
El consejero Bernal considera que la tasa turística «no es la solución» a los problemas del sector
Lo de pagar un extra por dormir una noche en un hotel, hostal, piso turístico, albergue o camping es algo que en España apenas se usa, salvo en los casos de Baleares y Cataluña, y que además cuenta con visiones muy contrapuestas. Sin embargo, el problema de la vivienda y la turistificación que cada vez afecta a más ciudades hace que el debate se vuelva a poner sobre la mesa.
Sin Capitalidad Europea de la Juventud
La semana en Málaga ha tenido otras noticias como la segunda derrota consecutiva de la ciudad en su intento por ser Capital Europea de la Juventud. Un título que Málaga no ostentará en 2027, aunque desde el Ayuntamiento aseguran que se desarrollarán las propuestas que ya habían pensado para ello. Eso sí, una de las críticas extendidas a esta propuesta municipal era que en una ciudad donde cada vez lo tienen más difícil los jóvenes para encontrar no ya una vivienda, sino una habitación, llamaba la atención la búsqueda de este sello.
En la ciudad italiana de Parma, que sí se ha llevado la Capitalidad Europea de la Juventud 2027, existe una tasa turística de 3,5 euros por noche. Y estaría curioso conocer el dato de viviendas sociales de Parma destinadas a los jóvenes, algo en lo que Málaga evidentemente debe crecer. A la final de de esta carrera llegó otra española, la madrileña Fuenlabrada, que como punto estrella de su candidatura ofrecía un total de viviendas de nueva construcción previstas en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 8.640, la mitad vivienda protegida para favorecer así la emancipación de este sector de la población.
Por tanto, cuestiones como la de la tasa turística convendría saber si son nuevos brindis al sol o sí realmente hay un interés firme de buscar atraer dinero del turismo para el problema que más tiene pendiente a los malagueños en la actualidad. Malagueños de diferentes estratos sociales, edades e, incluso, gente que viene de fuera de la ciudad a trabajar o hacer negocios que evidentemente busca un entorno y modelo de ciudad sostenible.