Las altas temperaturas que se están registrando este invierno están favoreciendo un comienzo «brusco y más intenso» en algunos pacientes alérgicos al polen, que ya están empezando a presentar síntomas que anteriormente aparecían más tarde, según ha destacado el doctor Ignacio García Núñez, jefe del servicio de Alergología de los hospitales Quirónsalud Córdoba y Campo de Gibraltar (Córdoba).
Tal y como ha indicado la institución hospitalaria en una nota, García Núñez ha explicado que «confluyen varios factores para pronosticar cómo va a ser la primavera cada año para las personas alérgicas, siendo la temperatura en invierno uno de ellos».
En este sentido, ha explicado que la sucesiva subida de temperatura año tras año, «hace que cada vez los síntomas empiecen antes y de una manera más súbita que años anteriores». La lluvia es otro factor a tener en cuenta, ya que, al contrario de lo que suele pensarse, «la presencia de lluvia hace que los síntomas de alergia proliferen más fácilmente al crecer más la vegetación».
Tras un otoño relativamente seco y un invierno húmedo y con temperaturas templadas muchos días, «comienzan a despertar las plantas y empieza a haber niveles de polen de gramíneas significativos para que los alérgicos tengan síntomas», según el doctor García. Además, «ya hay un polen predominante en nuestro ambiente y que está produciendo síntomas respiratorios y es el polen del ciprés, que ya lleva unas tres semanas circulando por el aire».
El especialista ha destacado que las temperaturas más altas hacen que haya mayores niveles de polen en el aire. Asimismo, pese a que las lluvias y la humedad limpian el ambiente tanto de contaminación como de polen, lo que se traduce en que «el tiempo inestable puede considerarse un gran aliado para estos pacientes y que puedan ver reducidos sus síntomas, paradójicamente, esas lluvias pueden influir en una mayor floración del polen de olivo y gramíneas en abril y mayo».
«Aunque suene raro, las plantas emiten polen en función de las lluvias y de las condiciones climáticas, ya que, si no hay lluvias suficientes, no se desarrollan», ha afirmado el doctor. En cualquier caso, e independientemente de cómo venga la primavera, «todo alérgico debe tener su medicación prescrita preparada y tomársela en caso en necesidad o según la pauta que le haya dado su alergólogo o médico de referencia», ha destacado.
Por otro lado, ha señalado que «quien sea alérgico al polen de olivo y pase malas primaveras, todavía está a tiempo de comenzar tratamiento con inmunoterapia específica, único tratamiento curativo para la alergia, con tasas superiores al 50 por ciento de remisión de síntomas y cercanas al 95 por ciento de mejoría de síntomas».
Así, una buena prevención, con tratamiento médico, inmunoterapia y mascarilla, es «la mejor herramienta para pasar una buena primavera sin tener que ir a urgencias o sufrir molestias excesivas los días de polinización elevada, mejorando la calidad de vida de estos pacientes», ha insistido el doctor, quien ha recordado que el polen de olivo «puede matar a pacientes con alergia severa mediante crisis de asma, habiendo todos los años pacientes que precisan ingreso hospitalario».