El presidente de la UA reclama a los europeos financiación y tecnología para mejorar la producción agrícola africana
El presidente de Senegal y presidente de turno de la Unión Africana (UA), Macky Sall, ha pedido este martes a la UE soluciones para los «efectos colaterales» que las sanciones adoptadas contra Rusia por la invasión de Ucrania, en particular las relativas a los bancos, están teniendo en el continente.
Sall ha intervenido en el debate sobre seguridad alimentaria que han mantenido los líderes europeos en la segunda jornada del Consejo Europeo extraordinario.
El mandatario senegalés, que presidió este fin de semana en Malabo la cumbre de líderes de la UA, ha indicado a los Veintisiete que los países africanos están «muy preocupados por los efectos colaterales de las perturbaciones provocadas por el bloqueo del sistema de pago SWIFT a causa de las sanciones» contra algunos bancos rusos.
En este sentido, Sall ha incidido en que cuando este sistema se ve perturbado, aunque haya productos «el pago se vuelve complicado, incluso imposible», algo que preocupa en el contexto actual de posible crisis alimentaria.
Por ello, ha pedido a los líderes europeos que esta cuestión sea examinada «lo antes posible» por los ministros de ambos bloques competentes con vistas a «encontrar soluciones idóneas».
El presidente senegalés ha llamado la atención sobre la iniciativa Alimentación y Agricultura de Resiliencia (FARM, por sus siglas en inglés), incidiendo en que África dispone del 60% de las tierras cultivables del planeta y también de importantes recursos hídricos.
«Lo que nos falta y que vosotros podéis aportar, es la inversión financiera y tecnológica para poder producir más y mejor, y crear una prosperidad compartida», ha defendido. «Eso es lo que yo entiendo por partenariado y complementariedad», ha recalcado.
IMPACTO EN ÁFRICA DE LA CRISIS ALIMENTARIA
Por lo que se refiere a la seguridad alimentaria, Sall ha subrayado que «esta crisis afecta particularmente» a los países africanos «por su fuerte dependencia de los productos rusos y ucranianos de trigo» y ha reconocido que «lo peor podría estar por venir» si la situación sigue agravándose.
En este sentido, ha pedido que «se haga todo lo posible para liberar los stocks de cereales disponibles y garantizar el transporte y el acceso al merado con el fin de evitar el escenario catastrófico de penurias y subidas generalizadas de precios».
La intervención del presidente senegalés se ha producido en un debate sobre seguridad alimentaria en el que los líderes europeos han mostrado su apoyo a la iniciativa de Naciones Unidas para establecer corredores para sacar el cereal ucraniano.
Los líderes de la UE no han entrado todavía en los detalles del plan, ni tampoco han discutido la opción de crear una misión naval para escoltar a los buques que carguen materias primas en plena guerra, han explicado las fuentes europeas consultadas.
En este contexto, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, espera reunirse la semana que viene con el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, probablemente en Nueva York, con quien abordará esta cuestión.
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), actualmente hay más de 276 millones de personas que pasan hambre en el mundo y las estimaciones son que la crisis en Ucrania, país que produce alimentos para nutrir a unos 400 millones de personas, podría añadir otros 46 millones más.
Su director general, David Beasley, advirtió recientemente que de permanecer cerrados los puertos ucranianos en la región de Odesa no solo sería «una declaración de guerra sobre la seguridad alimentaria mundial» sino que provocaría «hambruna» así como «desestabilización y migraciones masivas en todo el mundo».