Cuando Enrique Trujillo regresó del salón superior de la sacristía, exactamente 24 minutos después de convocar allí a los miembros del cabildo de oficiales, todas las miradas se posaron sobre él. Ajustó el micrófono y, con voz temblorosa, el hermano mayor de La Lanzada confirmó lo que anticipaban los compungidos rostros a su alrededor. «Hermanos, puestos encima de la mesa los diferentes partes meteorológicos en los que no se augura una estabilidad climatológica hasta bien entrada la madrugada, se decide suspender la estación de penitencia del año 2025», logró articular, con ojos vidriosos y la compostura agrietada. Los 950 integrantes de la cofradía, que abarrotaban la coqueta parroquia de Los Dolores, le abrazaron en un aplauso que hizo rebosar las lágrimas en sus ojos. Fue la primera, pero no la última. Fuera, la lluvia y el viento apretaban, en algunos puntos incluso con la compañía del granizo. Una a una, las tres hermandades restantes suspendieron su procesión para deparar un Martes Santo en blanco y sumir a Granada en la tristeza.
«Hoy, el cielo tiene muchos motivos por los que llorar, y está llorando porque así es de caprichoso el destino», se dirigió Trujillo a sus hermanos, que hasta entonces se ordenaban con la ilusión de quienes llevaban esperando desde 2023. Las camareras se turnaban para tomarse fotografías junto a Nuestra Señora de la Caridad, mientras, al otro lado, los costaleros se preparaban sin lograr evitar que la vista se les perdiera mirando al Señor. Pero a las puertas del templo, el subinspector de la Policía Local Paco Padilla advertía: «Todavía no está claro si va a salir o no». Por allí también andaba dudando, frente a la Virgen, el concejal de Deportes del Ayuntamiento, también alcalde del Zaidín, Jorge Iglesias. «Veremos lo que pasa, a ver si puede», deseaba, rodeado del entusiasmo del barrio. No tardó en tornar en una pena profunda.
El nerviosismo cundió con la primera intervención de Trujillo, para convocar al cabildo de oficiales. La iglesia se sumió en un inquieto silencio que desembocó en la noticia que le rompió el alma. «He tenido un dejà vu, porque esto ya lo dije el año pasado», se resignó el hermano mayor. Junto a los titulares, los integrantes de la cofradía se consolaron entre sí como pudieron. De repente, vibró un móvil. En la iglesia de San Juan de los Reyes, se repetía la escena. El Vía Crucis cancelaba su salida con los nazarenos ya enfundados en su púrpura túnica y el capirote en su cabeza. La Amargura que nomencla a Jesús en la hermandad se extendió por todo el templo en un parpadeo.
Colas bajo la lluvia y estampitas de La Cañilla
La cofradía buscó el alivio en la palabra de Dios, en la oración, en las estaciones del santo viacrucis. En la ceremoniosa comunión, se resguardó del llanto, al tiempo que el diluvio arreciaba al otro lado del portón. Las calles de la ciudad se encharcarban, aunque para entonces La Esperanza ya había tirado también la toalla, en previsión de lo que todavía estaba por caer. Una herida en el corazón de sus fieles, que, sin embargo, no pudieron aguantar hasta la Semana Santa 2026 para encontrarse con sus titulares. Si ellos no salían al encuentro de Granada, serían los granadinos quienes acudirían al templo para arroparles. La cola de paraguas desde la parroquia de San Gil y Santa Ana empezó a crecer. No importaba que cayeran chuzos de punta, la fe era superior. Y en el interior, un pasillo por el que se fueron deslizando, uno a uno, para encontrarse con su Virgen y su Señor, para dialogar con ellos, para contarles sus inquietudes y rogarles.
La pesadumbre se asentó poco después en Santo Domingo. Allí, el escenario era idéntico, un riachuelo de hermanos y devotos que desfilaban frente a Jesús del Gran Poder y la Soledad de Nuestra Señora, que esta vez no estuvo sola. La ciudad no dejó que pasara el mal trago sin compañía. Pero entre las lágrimas y el desconsuelo, las sonrisas más jóvenes, con un brillo especial en los ojos, que repartían estampitas a quienes se refugiaban en la iglesia. En esa mirada iluminada, la ilusión de que el próximo año se les agoten las imágenes poco antes de llegar a la carrera oficial.