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Miles de chinos dejan de pagar sus hipotecas y ponen en jaque a las autoridades del país

El boicot hipotecario de cientos de miles de chinos de clase media ha encendido las alarmas de las autoridades del país, preocupadas por garantizar la estabilidad social antes de la celebración este año del Congreso del Partido Comunista. Una protesta de esta envergadura no había ocurrido nunca antes en China.

Comenzó el pasado 30 de junio, con la publicación de una carta redactada por unos enfadados compradores de un proyecto de viviendas a medio construir, después de que sus súplicas al grupo Evengrande para que completara las casas que llevaban tiempo pagando cayeran en saco roto. “Todos los compradores de viviendas con préstamos hipotecarios pendientes dejarán de pagar, a menos que la construcción se reanude antes del 20 de octubre”, amenazaron.

Este ultimátum corrió como la pólvora por las redes sociales WeChat y Douyin, convirtiéndose en una llamada a la acción para aquellos que se habían visto atrapados en la burbuja inmobiliaria china, que se está desinflando rápidamente. En cuestión de días, la carta se convirtió en un modelo para las protestas que se extendieron desde Shanghái hasta Pekínb y desde Shenzhen hasta Zhengzhou. Los propietarios cortaron y pegaron fragmentos de ella para redactar sus propios manifiestos de boicot.

En cuatro semanas, más de 320 proyectos en un centenar de ciudades se enfrentaban a protestas similares, algo que ha hecho tambalear los mercados y que ha obligado a las autoridades a acorralar a bancos y promotoras para aplacar el malestar, según informa la agencia Bloomberg.

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Aunque en un primer momento los manifestantes solo querían llamar la atención de las autoridades locales, finalmente han conseguido mucho más. El politburó del presidente Xi Jinping pidió la semana pasada a los funcionarios locales que garanticen la finalización de los proyectos de vivienda y se está presionando a los bancos estatales para que financien las obras.

SOFOCANDO LA DISIDENCIA

Al mismo tiempo, los censores han intervenido para sofocar la disidencia, borrando mensajes, silenciando a los manifestantes y prohibiendo los enlaces de intercambio de documentos para compartir documentos. Sin embargo, el gran apoyo que recién y la rapidez con la que se ha extendido la protesta ponen de manifiesto que los chinos no tienen miedo de unirse a escala nacional cuando están en juego sus hogares.

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Hace dos años se desencadenó una crisis de liquidez en China que mantuvo a promotores como Evergrande fuera de los mercados de crédito, privándoles de efectivo para completar sus proyectos. Las construcciones, que solían tardar entre 12 y 18 meses, pasaron a durar años, o se detuvieron por completo.

Ante la creciente frustración -relata Bloomberg- un comprador de vivienda de Jingdezhen planteó la idea de un boicot hipotecario en un grupo de WeChat. La medida no estaba exenta de riesgos, ya que cualquier impago puede arruinar la puntuación crediticia y dificultar la compra de bienes inmuebles en el futuro. Pero aun así la idea fue fraguando hasta que llegó la carta publicada el 30 de junio.

MÁS REPRESIÓN

A medida que las protestas crecían, las autoridades tomaron medidas para reprimirlas. Se prohibieron los enlaces de intercambio de documentos como kdocs y wolai, así como las plataformas extranjeras como Google Docs y Notion. Sólo una página web de la comunidad GitHub sigue siendo accesible, en parte porque la plataforma es vital para muchas empresas tecnológicas chinas.

Las publicaciones que enumeran todos los proyectos retrasados fueron eliminadas, al igual que numerosas cuentas de redes sociales de compradores furiosos. Algunos de ellos dijeron a Bloomberg que habían sido contactados por la policía. Mientras tanto, la mayoría de los compradores del proyecto de Evergrande con el que empezó todo han «cerrado la boca», según una persona que cita la agenda, a la que la policía también advirtió que dejara de publicar en las redes sociales.

Aunque el movimiento se ralentiza en medio de la represión, sus partidarios pueden consolarse sabiendo que la revuelta ha provocado muchas respuestas. En Jingdezhen, las autoridades se han comprometido a presionar a Evergrande para que reanude la construcción, según uno de los manifestantes. El gobierno de la ciudad está pidiendo a cuatro empresas estatales que se ocupen de los proyectos de Evergrande, con el objetivo de entregarlos a finales de 2023, según una actualización del 8 de julio publicada en el sitio web de la ciudad.

A nivel nacional, se ha hablado incluso de una suspensión de las hipotecas para los compradores hasta que se complete la construcción, según informó Bloomberg. El gobierno también está presionando a los bancos para que concedan préstamos a los promotores para que realicen los proyectos, y es posible que se haga cargo de los terrenos no urbanizados de empresas en dificultades para pagar las obras. Además, China planea crear un fondo respaldado por el banco central para financiar la construcción.

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