Si, como lo leen, se ruega tocar. Ese es el lema de este concepto de museo totalmente distinto a lo que tenemos concebido la mayoría de la población. Los museos interactivos o museos de ciencia permiten este tipo de participación entre objeto/visitante cambiando el rol de una actitud pasiva a un protagonismo activo.
En pleno corazón del centro de Málaga, en un edificio histórico del siglo XVIII, El palacio Conde de las Navas, se encuentra el Museo Interactivo de la Música (MIMMA) que anteriormente estuvo enclavado en un modesto espacio dentro de los aparcamientos de la Plaza de la Marina.
Tras años de peregrinación por los museos de ciencia de toda España, la colección de instrumentos musicales de Miguel Ángel Piédrola Orta se encuentra hoy en un espacio único dedicado a acercar el arte sonoro y musical a personas de todas las edades. Este museo no solo se admira, sino que se siente y se experimenta. Con una amplia colección de instrumentos de todo el mundo, tecnología interactiva y actividades participativas, el MIMMA se ha convertido en una de las principales atracciones culturales de la ciudad.
Un Museo para Tocar y Experimentar
A diferencia de otros museos, donde las piezas están restringidas detrás de vitrinas, el MIMMA invita al público a tocar instrumentos en sus salas interactivas. Esta premisa se refleja en su lema: “Se ruega tocar”, un concepto que ideara el principal su artífice , Miguel Ángel Piédrola Lluch. Desde pianos y guitarras hasta instrumentos menos convencionales como tambores africanos y theremines, los visitantes pueden convertirse en músicos por un día. Las salas rojas disponen de instrumentos de todas las familias para que puedas experimentar por ti mismo y creerte un músico de reconocido prestigio, y si no dominas el toque, puedes estar tranquilo, ya que aquí no no vendrá a multarte la policía por hacer ruido.
Etnomusicología: Un Viaje a través del tiempo, del espacio y de la música
Son más de 1,000 instrumentos de todas las épocas y culturas. La colección permanente incluye piezas únicas como violines del siglo XVII, laúdes renacentistas, guitarras flamencas, instrumentos precolombinos, y modernas configuraciones electrónicas. Esta diversidad ofrece una visión global de la evolución musical, destacando la universalidad de la música como lenguaje común.
Nuevas tecnologías aplicadas a la museografía
Sin duda este es uno de los mayores atractivos del MIMMA son sus instalaciones tecnológicas que permiten a los visitantes aprender a través del juego (las salas rojas). Las pantallas interactivas muestran información sobre los instrumentos (salas negras), sus orígenes y formas de tocar, mientras que actividades como crear ritmos o improvisar melodías permiten que la experiencia sea lúdica y educativa a la vez.
Para todo tipo de públicos
No importa si sabes de música o no, si sabes tocar instrumentos, si crees que la historia de la música no es divertida. A través de la experimentación, de la acción y sobre todo de compartir las experiencias, puedes salir de este edificio de Calle Beatas con un aprendiza que sin duda te hará seguir investigando por tu cuenta. Es un museo pensado para todo tipo de públicos, donde los más pequeños disfrutan sin límites.
