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Del pijo de Hombres G al cayetano de Taburete: «Renunciar a la idea de clase media sería una derrota del siglo XXI»

La escritora Raquel Peláez

‘Quiero y no puedo’, así se llama el libro editado por Blackie Books de la escritora y periodista Raquel Peláez que, a través de una radiografía de la historia del pijo en España, reflexiona sobre las contradicciones de esta clase social- a veces intento de ella- que en 150 años ha evolucionado hasta llegar al cayetano sevillano, madrileño o marbellí de hoy en día.

Este miércoles 30 de enero lo presenta en Málaga dentro del ciclo del Centro Cultural La Malagueta. Aprovecha la ocasión para una entrevista con 101TV en la que resume esta idea del pijo patrio y advierte: «Renunciar a la clase media sería una derrota del siglo XXI»

‘Fachalecos’, náuticos, patillas, alpargatas, pulseras… son muchos los accesorios y atributos que nuestro pijerío autóctono lleva por bandera, pero ser ‘cayetano’ es mucho más que una estética o la pertenencia a la clase alta de la sociedad. 

«Está mucho más relacionado con la clase media de lo que pensamos. Ahora mismo la gente tiende a asociar ser pijo con tener dinero, que no es como nació inicialmente el concepto», explica Peláez, pues, según cuenta, el término estaba más relacionado con la idea de querer aparentar pertenecer a una clase social elevada.

Además, la autora hace una amplia distinción en el libro de los diferentes subtipos de pijos que han aparecido con el paso del tiempo.

«El cayetano maneja un universo simbólico que está relacionado con el capitalismo patrimonial, con la estética del Antiguo Régimen y los terratenientes, pero también con muchos elementos del pijo de los ochenta. Todo ello con una clara connotación política», afirma.

Aunque, según Peláez, un cayetano no tiene por qué ser ‘facha’ – dicho esto del simpatizante de la extrema derecha- sí que hay una afiliación «clarísima entre el cayetano, el nacionalismo español y las posturas más bien conservadoras».

Del pijo de Hombres G al cayetano de Taburete

Esta obra, llena de humor y de ironía, pero también de profundas reflexiones que apelan a la conciencia de clase, realiza un recorrido histórico que se remonta al siglo XVII, cuando las personas tenían distintas formas de referirse a los miembros de la élite e intentaban imitarlos de un modo u otro. Sin embargo, el germen del libro se encuentra en un concierto que dio el grupo de música pop Taburete.

«Había un grupúsculo de fans entre el público que se hacían llamar ‘Comando de Pijos a Muerte’ y era la primera vez que unos jóvenes hacían una reivindicación orgullosa de la idea de ser pijo», cuenta la periodista.

Este fenómeno, dice Peláez, supuso una forma de entender el pop como una expresión de un cierto tipo de élite, que también tiene que ver con el fenómeno pop de los hombres G en los ochenta.

«Después llegó el grupo musical Carolina Durante, que con su canción ‘Cayetano’ popularizaron esta palabra, al igual que hicieron los Hombres G con el término ‘pijo’ en ‘Sufre mamón'», dice la autora.

Núcleos de Pijos: de Marbella a San Sebastián

Según Peláez, los pijos y los cayetanos están por todas partes, aunque hay núcleos donde encontramos mayores asentamientos de estas tribus urbanas, como pueden ser Madrid, Sevilla, San Sebastián o Marbella.

«El cayetano está muchísimo más representado en sitios donde hay núcleos de poder económico o político, o en sitios donde veranean las personas de estos círculos, por eso ciudades como Marbella, o el norte de España donde veranean los reyes, son tan importantes para entender cómo se construye la imagen del pijo», relata.

Asimismo, la ponferradina resalta que en lo pijo hay mucho clasismo, «aunque todos tenemos gestos clasistas en nuestro día a día sin necesidad de ser pijos», porque, según explica, las élites están muy interesadas en perpetuar y aumentar para generar competición entre la clase media. «Y es la clase media la que da la paz necesaria para que haya concordia social y democracia», recalca.

Una loa a la clase media

La escritora admite que lo que más le ha gustado de escribir esta peculiar radiografía del pijerío español es darse cuenta de que los símbolos que manejamos para expresar estatus son «una especie de espejismo, que a veces tienen algo detrás, y otras no».

«La clase media tiene muy mala reputación porque se interpreta como el canto de sirena que nos vende el neoliberalismo para que nos desactivemos políticamente, pero yo creo que es al revés, que renunciar a la idea de la clase media sería una de las grandes derrotas del siglo XXI», advierte.

Asimismo, Peláez describe este divertido y revelador libro, que este jueves presenta dentro del programa de La Malagueta, como una especie de loa a la clase media, y una «dulcificación de nuestros pecadillos» cuando intentamos hacernos pasar por pijos.

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