La inusual vorágine húmeda que atraviesa Málaga desde el pasado 28 de febrero ha dado un vuelco a la batalla de la provincia contra la sequía crónica. La mayor prueba de ello se halla en la situación actual de los embalses que, en cuestión de semanas, han pasado de mirar al cielo esperando sumar reservas a desembalsar por la excedencia de estas, como viene ocurriendo en los casos de los pantanos del Conde del Guadalhorce, Casasola o La Concepción desde hace unos días.
El contraste de las imágenes de presas liberando agua cuando aún no se ha dejado atrás la sequía -las reservas totales se encuentran en torno al 55%- ha generado controversia y confusión entre la ciudadanía, ya que no se entiende que atravesando un periodo seco como el actual se liberen decenas de hectómetros diariamente.
«Entiendo a la gente cuando piensa así, lo entiendo. Pero eso de «tirar agua» está mal dicho», defiende Iñaki Vadillo, experto en Hidrología y catedrático de la Universidad de Málaga, añadiendo que «cuando llueve, el agua también tiene que ir para recargar acuíferos y mantener la biodiversidad», ya que los ríos no pueden cerrarse y quedar secos.
Aunque comprende la indignación ciudadana por la inexistencia de alternativas a los desembalses masivos, Vadillo explica que ya existe un sistema de tuberías y bombas que interconecta los pantanos malagueños. Si bien lo que ha fallado en esta última ocasión ha sido el mantenimiento, ya que algunas tuberías no se encontraban en buen estado, impidiendo el trasvase rápido de agua de una a otra presa y que la Junta junto con Acosol ya está tratando de remediar.
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La solución está en los acuíferos
A pesar de la existencia de esta red de canalizaciones y bombeos para llevar el agua de una presa a otra menos tensionada y evitar los grandes desembalses, Vadillo subraya que hay una alternativa efectiva, poco fomentada en España, y que funciona ya en otros países: la recarga artificial de acuíferos.
«En España tenemos cavidades muy grandes llamados acuíferos que, según las cifras que manejamos, tienen cinco veces más capacidad que los embalses. El agua de La Concepción se gasta en un año» destaca el experto, que argumenta que además de su mayor tamaño, el agua de los acuíferos discurre de forma más lenta que en los ríos, por lo que puede mantenerse más tiempo, siendo a la vez «infinitamente menos invasivo» que construir un embalse.
Aunque es una solución viable, especialmente en el sur peninsular donde las sequías son más recurrentes, Vadillo apunta que desde las confederaciones hidrográficas no se está promoviendo lo suficiente este relleno artificial de acuíferos, que tiene como antecesor primitivo el método árabe de careos en Sierra Nevada, considerado el sistema de recarga de agua subterránea más antiguo de Europa, con más de 1.000 años de antigüedad.
«Hay proyectos que están estudiando la posibilidad de inyectar ese agua de La Concepción en el acuífero de la Sierra de Mijas, que es gigante y no está lejos, ya que los de Sierra Blanca y entorno no tienen tanta capacidad», explica Vadillo, que subraya que este tipo de soluciones no están exentas de «problemas científicos», pues no se puede filtrar directamente un agua superficial a una subterránea.
La superación de este obstáculo requeriría de la instalación de una planta de inyección en Sierra Mijas, con capacidad para filtrar ese desembalse puntual. De momento es solo un proyecto, que podría desarrollar la UMA y los organismos competentes en futuras fechas.
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