Las elecciones en Andalucía no serán hasta el año 2026, sin embargo, desde hace un mes todo hace indicar que la campaña electoral ya da sus primeros pasos y será una de las más prolongadas de los últimas citas. La disputa por cada palmo comenzó el pasado 17 de enero, cuando la flamante candidata socialista María Jesús Montero apareció en la firma de un proyecto tan estratégico como el IMEC de Málaga para hacerse coincidir en primer plano con el presidente andaluz Juanma Moreno.
En plena semana blanquiverde, con el 28F a la vuelta de la esquina, ambos dirigentes se han lanzado en tromba a llamar la atención del electorado. A la expectación generada por el XV Congreso del PSOE andaluz de este pasado fin de semana ha venido la respuesta de Juanma Moreno en forma de avanzar los reconocimientos del Día de Andalucía vía X (antiguo Twitter), algo novedoso en la estrategia mediática de la Junta.
Los populares, con mayoría absoluta en el Parlamento y el respaldo de las encuestas de la Fundación de Estudios Andaluces (Centra) realizadas hasta la fecha- se han querido mostrar confiados en todo momento ante la irrupción de la nueva líder socialista: «Pasar de una mayoría absoluta a perder unas elecciones no parece probable», aseguró Moreno el pasado jueves desde Bruselas, donde acudió para ser nombrado vicepresidente del Comité Europeo de Regiones (CDR). Si bien, en la práctica, han terminado entrando al trapo.
Controlar la agenda
Más que en confrontaciones directas, la disputa entre las principales formaciones políticas andaluzas se centra en las últimas semanas en el control de agenda política, con mayor hincapié en una semana como esta, en la que la comunidad andaluza celebra su día, el 28 de febrero.
Este pasado fin de semana, Montero ha querido ofrecer una muestra de su capacidad en el congreso de Armilla, donde estuvo apoyada por el propio presidente Sánchez y el expresidente Zapatero. En esta cita, la todavía ministra de Hacienda trató de transmitir la unidad del partido en torno a su figura, así como la ambición por recuperar la gobernanza de la Junta bajo el «andalucismo de izquierdas» y cuya autonomía, a su parecer, está siendo vaciada por los populares.
El presidente Moreno, por su parte, ha apostado por mantenerse en su postura sobria y moderada de líder solvente y con vista europea -con mensajes de calado desde su nuevo puesto en la dirección del CDR y la próxima reunión con Ursula Von der Leyen en abril-, en la línea de sus declaraciones del pasado enero: «Tiene que ganar una candidatura y tiene que hacer campaña. Exageraciones de este tipo son normales”, afirmó ante las acusaciones socialistas por los supuestos recortes masivos a la Sanidad Pública.
Juanma Moreno cree que el PP debe «marcar distancia con Vox»
La última prueba del tira y afloja de ambos candidatos tiene que ver con la propuesta de condonación de la deuda de las autonomías por parte del Gobierno central, que la propia Montero, desde su cargo como ministra de Hacienda, anunció este pasado lunes: «Todas las comunidades se beneficiarían de ella. Andalucía sale claramente beneficiada», aseguró la ministra, asegurando que el Gobierno asumiría la mitad de la deuda (18.791 millones de euros) de la Junta.
La respuesta de la Junta, que tampoco está dispuesta a que Montero dirija la agenda política desde el foco de su cargo en el Gobierno central, ha sido el rechazo de la propuesta socialista por considerarla una estrategia para «blanquear» los acuerdos con Junts y las concesiones del Gobierno central al independentismo: «Andalucía no tiene un problema de deuda, no lo necesita y no lo ha pedido», ha señalado la portavoz de la Junta, Carolina España. Desde la dirección general del partido ya han anunciado que votarán en contra.
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