ONUSIDA ha avisado en el informe ‘In Danger’, presentado en la Conferencia Internacional sobre el Sida, celebrada en Montreal (Canadá), de que en los últimos 2 años, debido a la pandemia del coronavirus, se ha frenado la lucha contra el VIH y reducido los recursos, lo que está poniendo en riesgo «millones de vidas».
Y es que, el número de nuevas infecciones disminuyó a nivel mundial solo un 3,6 por ciento entre 2020 y 2021, el descenso anual «más pequeño» en las cifras de nuevas infecciones por el VIH desde 2016.
Europa oriental y Asia central, Oriente Medio, el norte de África y América Latina llevan varios años experimentado un aumento de las infecciones anuales por el VIH. En Asia y el Pacífico, la región más poblada del mundo, los datos de ONUSIDA reflejan que ahora las nuevas infecciones por el VIH están aumentando en aquellos rincones donde habían empezado a disminuir.
«El incremento en el número de nuevas infecciones en estas zonas es, sin duda, alarmante», ha dicho ONUSIDA, para informar de que en África oriental y meridional, los rápidos avances de años anteriores se ralentizaron significativamente en 2021.
No obstante, también hay datos positivos, ya que observan descensos notables en las nuevas infecciones por el VIH en África occidental y central y en el Caribe, si bien incluso en estas regiones la respuesta al VIH está amenazada por un recorte de los recursos.
«Estos datos muestran que la respuesta mundial al sida peligra seriamente. El hecho de no estar progresando rápidamente significa que estamos perdiendo terreno, ya que la pandemia prospera aprovechándose de la COVID-19, los desplazamientos masivos y otras crisis. Tengamos siempre presentes los millones de muertes evitables que estamos intentando detener», ha aseverado la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.
El titubeo del progreso significa que el año pasado se produjeron aproximadamente 1,5 millones de nuevas infecciones, más de 1 millón más que los objetivos globales. En este sentido, el organismo ha señalado que las «marcadas desigualdades» a nivel nacional y entre los países están frenando el progreso en la respuesta al VIH, y el VIH está «ampliando aún más esas desigualdades».
IMPACTO DEL VIH EN MUJERES Y ADOLESCENTES
Las nuevas infecciones se produjeron de forma desproporcionada entre las mujeres jóvenes y las adolescentes. De hecho, en el año 2021, en este grupo de población se produjo una nueva infección cada dos minutos.
El impacto del VIH en las mujeres, especialmente en las niñas jóvenes africanas, se produjo en medio de la interrupción de los servicios clave de tratamiento y prevención del VIH, cuando millones de niñas quedaron fuera de la escuela debido a pandemias y se registraron picos en las tasas de embarazos adolescentes y violencia de género.
En el África subsahariana, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes tienen tres veces más probabilidades de contraer el VIH que los chicos adolescentes y los hombres jóvenes. Durante las interrupciones de los últimos años, los grupos de población clave se han visto especialmente afectados en muchas comunidades, con una prevalencia creciente en muchos lugares.
Por ejemplo, en El Salvador, entre 2019 y 2021 la prevalencia del VIH entre los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y que acuden a las clínicas de pruebas del VIH casi se duplicó, e incluso llegó a aumentar 8 veces entre las personas trans.
Los datos de ONUSIDA mostraron un progreso insuficiente en la eliminación de las leyes punitivas que aumentan el riesgo de infección por el VIH y la muerte de las personas marginadas, incluidas las personas LGBTI, quienes se inyectan drogas y los trabajadores sexuales.
Las desigualdades raciales están multiplicando exponencialmente los riesgos del VIH. En el Reino Unido y los Estados Unidos de América, los descensos en los nuevos diagnósticos del VIH han sido mayores entre las poblaciones blancas que entre la gente negra.
En países como Australia, Canadá y los Estados Unidos, las tasas de adquisición del VIH son más altas en las comunidades indígenas que en las no indígenas. Los datos de ONUSIDA han mostrado un «riesgo creciente» de nuevas infecciones entre los hombres homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH) en todo el mundo.
A partir de 2021, los datos de poblaciones clave de ONUSIDA muestran que los HSH tienen 28 veces más riesgo de contraer el VIH en comparación con personas de la misma edad e identidad de género, mientras que las personas que se inyectan drogas tienen 35 veces más riesgo, los trabajadores sexuales 30 veces más riesgo y las mujeres transgénero 14 veces el riesgo.
Asimismo, el informe muestra que se están debilitando los esfuerzos para garantizar que todas las personas que viven con el VIH accedan al tratamiento antirretroviral que salva vidas. El número de personas en tratamiento contra el VIH tuvo en 2021 el crecimiento «más lento en más de una década».
Y, aunque tres cuartas partes de todas las personas que viven con el VIH tienen acceso al tratamiento antirretroviral, este todavía se les niega a 10 millones de personas, y solo la mitad (52%) de los niños que viven con el VIH pueden acceder a medicamentos que salvan vidas. De este modo, la brecha en la cobertura del tratamiento del VIH entre niños y adultos está aumentando en lugar de estrecharse.
En el informe se anticipan consecuencias devastadoras si no se toman medidas urgentes para abordar las desigualdades que impulsan la pandemia. También se demuestra que, por el camino actual, el número de nuevas infecciones anuales sería superior a 1,2 millones en 2025, el año para el que los Estados miembros de las Naciones Unidas se han fijado el objetivo de menos de 370 000 nuevas infecciones por el VIH. Eso significaría no solo faltar al compromiso respecto de las nuevas infecciones, sino superar la cifra más de tres veces.
Millones de infecciones por el VIH evitables cada año hacen que cada vez sea «más difícil y caro» garantizar que las personas que viven con el VIH tengan acceso al tratamiento que salva vidas y que se alcancen los objetivos para poner fin a la pandemia de sida para 2030.
«Las conmociones mundiales, entre las que se incluyen la pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania, han exacerbado aún más los riesgos para la respuesta al VIH. Los reembolsos de deuda para los países más pobres del mundo alcanzaron el 171 por ciento de todos los gastos en sanidad, educación y protección social combinados, lo que ahogó las capacidades de los países para responder al sida. La financiación nacional para la respuesta al VIH en los países de bajos y medianos ingresos lleva dos años consecutivos disminuyendo», ha enfatizado ONUSIDA.