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Un estudio en Sierra Nevada descarta que la altitud sea por sí misma un riesgo para la salud de trabajadores

Un estudio que la Universidad de Granada ha realizado en los últimos años en la estación de esquí de Sierra Nevada ha descartado que la altitud sea por sí misma un factor de riesgo para la salud de los trabajadores. De hecho, los investigadores no han encontrado diferencias significativas en el estado de salud entre los trabajadores de la estación en función de la altitud a la que desarrollan su labor.

Mona, como hacen los empleados de la estación granadina, que suelen estar por encima de los 2.000 o 2.500 metros.

El estudio, al que ha tenido acceso Europa Press, ha sido capaz de analizar el estado de salud general de la plantilla de trabajadores de Cetursa y los investigadores no han encontrado diferencias significativas en función de la altitud a la que desarrollan su trabajo ni tampoco en el estado de salud en función de la intensidad de su labor habitual.

Así lo explica a Europa Press el investigador principal del estudio, el doctor Pedro Romero Palacios, del Departamento de Medicina de la Universidad de Granada, quien matiza, no obstante, que estamos ante «unas conclusiones parciales en un informe de progreso». El estudio va a ser completado con un grupo de «control» compuesto por trabajadores de similares características a los trabajadores de Sierra Nevada y con una intensidad de trabajo similar, aunque eliminando la altitud de la ecuación. Serán trabajadores de Covirán los que se sometan a estas exploraciones en la segunda fase del estudio que ahora arranca.

De las pruebas realizadas con los trabajadores de Cetursa los investigadores no han encontrado diferencias significativas en la capacidad de llevar a cabo actividades que requieren un gran esfuerzo en función de la altitud o de la intensidad del trabajo habitual. Junto a ello, el estudio da cuenta de que la proporción de empleados con una enfermedad cardiovascular diagnosticada es similar entre las diferentes condiciones de trabajo, de modo que la altura tampoco influiría a este aspecto.

Medicina de precisión

Palacios matiza que de los datos de seguimiento se han obtenido patrones que permiten identificar individuos que sí pueden tener más riesgo de desarrollar enfermedades por trabajar en altura a tenor de sus propias circunstancias físicas. Igualmente, subir y bajar de la estación de esquí a diario requiere de un esfuerzo de acomodación fisiológica «y no todo el mundo responde igual».

Así, uno de los objetivos prácticos de este estudio pionero es elaborar una herramienta –dosímetro– capaz de detectar precozmente las posibles repercusiones negativas en la salud de los trabajadores en altura, en función de los cambios adaptativos que se producen en estas circunstancias.

«El objetivo es que pudiéramos decirle a una persona que está trabajando en las pistas de Sierra Nevada con una intensidad de trabajo alta, ‘mira ahí lo estás pasando mal y estás empezando a tener repercusiones negativas para tu salud, pero no con la altitud como factor único» y también es posible que podamos decirle a otra persona que está trabajando a esa altitud, ‘mira, tú estás estupendamente, sigue cuando quieras'».

Todo ello enfocado a la llamada «medicina de precisión» o «personalización de la medicina», relata el investigador, quien destaca que «nunca se ha hecho un estudio de estas características en el mundo», el cual ha recabado una «enormísima» cantidad de datos que deberán ser procesados y que continuará ahora con el grupo de control antes de ofrecer sus conclusiones definitivas.

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