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Vecinos de Torremolinos que conviven con pisos turísticos: «Hemos invertido más de medio millón de euros para vivir una pesadilla»

Entraron a vivir en sus nuevas viviendas hace poco más de un año. Habían elegido la ubicación a conciencia, con el único objetivo de encontrar entre cuatro paredes y algunas zonas comunitarias un remanso de paz donde desconectar del bullicio de la ciudad. Cada uno tiene su historia y su rutina diaria, pero todos coinciden en una realidad que se ha apoderado de la urbanización. Desde abril, los propietarios de los pisos del complejo residencial Azahar de Torremolinos han tenido que tomar ciertas decisiones que se alejan de su tranquilidad.

“Hemos tenido que evitar bajar a la piscina, después de todo lo que hemos invertido en estas casas. Compramos estos pisos invirtiendo más de medio millón de euros porque buscábamos la calma de una comunidad pequeña, en una zona tranquila, y desde Semana Santa esto se ha convertido en una pesadilla”, ha relatado a 101 Televisión Rafael María García, uno de los propietarios.

Pisos turísticos

Los propietarios han puesto todos sus esfuerzos para adquirir una de estas viviendas, cuyo precio oscila entre los 500.000 y el millón de euros. Sin embargo, la presencia de este tipo de viviendas ha hecho que se unan en un frente común para que se den de baja las seis licencias de viviendas turísticas que hay en el complejo en el que viven apenas 16 vecinos. “Esto es insostenible, cuando compramos la vivienda nos dijeron que no habría licencias turísticas en la urbanización y en la primera reunión de la comunidad nos llevamos la sorpresa”, ha explicado Isabel Pérez, otra de las vecinas afectadas.

Málaga suma otras 440 viviendas a su petición de dar de baja más de mil pisos turísticos

Un día normal de este verano, cuando la piscina permanece abierta en un horario concreto, ha estado marcado por los enfrentamientos diarios con turistas que se alojaban en algunas de estas viviendas, convirtiendo el complejo residencial en un espacio de rechazo entre propietarios y visitantes. “Esto es una pesadilla. En verano no podíamos ni bajar a la piscina, los turistas lanzaban los sofás del bajo a la piscina, saltaban las verjas y montaban sus propias fiestas, trayendo sus propias botellas de cristal y vasos y tirándolas por el césped”, ha contado Ive Hernández, otra de las propietarias.

Los vecinos se sienten desprotegidos por los incidentes que viven cada vez con algunos turistas que se alojan en dichas viviendas, desde ver botellas de cristal por la piscina a escuchar ruido diario, comentarios obscenos y amenazas, que ya han denunciado a la Policía Local y comunicado a la Junta de Andalucía, que ya está estudiando la petición del Ayuntamiento de Málaga de dar de baja a más de 1.500 viviendas de este tipo.

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