Fue encerrarse el Señor de la Sagrada Cena en la parroquia de Santo Domingo y empezaron a caer las primeras gotas de lluvia. El cielo respetó la procesión del Vía Crucis de la Agrupación de Cofradías de Málaga y permitió que los malagueños pudieran echarse a la calle en este primer gran evento de Cuaresma como antesala de una Semana Santa 2025 que la ciudad la coge con muchas ganas después de un 2024 pasado por agua.
A las 19.00 salía el cortejo de San Julián con mucho público ya repartido por el Centro de la capital esperando ver cómo discurría este Vía Crucis protagonizado por la Hermandad de la Sagrada Cena. Con el cielo despejado y ese ambiente que hace ya pensar que rebosan las ganas de Semana Santa.
Revive el Vía Crucis de la Agrupación presidido por el Señor de la Cena
La agenda cofrade está estos días candente y el Vía Crucis ha servido para demostrar que este 2025 será especial con el marco además del Jubileo y la Gran Procesión de Roma como colofón. La procesión ha pasado por Nosquera, Santa Lucía, Granada, plaza del Siglo, Duque de la Victoria, Cister hasta llegar a la Catedral en torno a las 20.00 horas con mucha gente en el exterior del templo catedralicio.
La ciudad, abarrotada
Ya dentro, el obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha oficiado el rezo del Vía Crucis en un acto solemne que ha dado paso al siguiente momento estelar de la jornada cuando la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella de la localidad sevillana de Dos Hermanas se ha incorporado pasadas las nueve y media de la noche de este 7 de marzo para acompañar al Señor de la Cena. Previamente, Miguel Ángel ‘Tato’ Fernández le ha cantado una saeta en el Patio de los Naranjos.
El cortejo ha seguido por Cister, San Agustín, Echegaray, Granada, plaza del Siglo, plaza del Carbón, plaza de Marcelo Spínola, Granada, plaza de la Constitución (llena hasta los topes), Especería, Nueva, plaza de Félix Saénz, Sebastián Souvirón, plaza Arriola, pasillo de Atocha, Manuel José García Caparros, puente de la Esperanza, pasillo de Santo Domingo, plaza Fray Alonso de Santo Tomás y ha acabado en una abarrotada parroquia de Santo Domingo como broche de oro perfecto.