La Unidad de Salud Mental Infantil y Neurodesarrollo del Hospital Vithas Málaga (Usmin-AT), integrada en el Instituto de Neurociencias Vithas, con motivo de la celebración este jueves 10 de octubre del Día Mundial de la Salud Mental, destaca la importancia del tipo de vínculo que se establece entre padres e hijos como factor determinante para protegerlos y construir en torno a ellos una crianza positiva.
Al respecto, y a través de una nota informativa, señalan que en la actualidad se sabe que la configuración de la personalidad es un proceso que se va adquiriendo desde la infancia en base a las experiencias que vivimos, los aprendizajes que vamos adquiriendo y las relaciones que establecemos con quienes nos rodean, especialmente con el entorno familiar.
«Aunque existe también una parte más temperamental relacionada con la genética, es de vital importancia que, para cuidar de la salud mental de nuestros niños, potenciemos el área vincular con sus progenitores o cuidadores», añaden.
En el ámbito de relaciones afectivas de padres e hijos se describen cuatro tipos de vínculos: seguro, ambivalente, evitativo y desorganizado. El vínculo seguro, que se construye a través de estilo de crianza democrático, es el único que protege a nivel de salud mental. Para ello destaca la conocida como crianza positiva, que se basa en el respeto, la comunicación, la empatía y el cariño.
«Es la forma más respetuosa de educar a nuestros hijos, y la que mayores beneficios reporta tanto al niño como a la familia» afirma la doctora Marina Romero González, psiquiatra infantil y jefa de la Usmin-AT de Vithas Málaga.
«En la crianza positiva de nuestros hijos debemos ofrecerles autonomía y responsabilidad, para que se desarrollen como personas independientes capaces de responder adecuadamente a las exigencias del entorno. Eso sí, siempre dentro de unos límites estables, que estableceremos con respeto y cariño, ya que, aunque los niños busquen su independencia, necesitan conocer estos límites para sentirse seguros y aprender qué conductas son adecuadas, cuáles no y qué consecuencias conlleva saltarse estas barreras», explica.
Más allá de lo afirmado por la especialista, también es clave impulsar la seguridad de los más pequeños en sí mismos, ayudándoles a tener una buena autoestima y logrando, por consiguiente, que se consideren capaces de enfrentarse al mundo. «En este proceso es imprescindible la autorregulación, no podemos exigir a un niño que no tenga rabietas y que se autorregule, si nosotros no somos capaces de hacerlo y acabamos gritándoles y enfadándonos continuamente» apunta la doctora Romero.
LA RETROSPECTIVA PATERNAL
El estilo de crianza de unos padres depende, en gran medida, de sus propias experiencias infantiles, bien repitiendo patrones o bien huyendo de ellos. Por esta razón es fundamental hacer una reflexión profunda de nuestra propia infancia ya que, para poder darles el mejor entorno a nuestros hijos e hijas, es importante que «curemos» nuestras propias heridas.
Existen niños felices cuando hay padres y madres felices, y nunca al contrario. Nuestros hijos no pueden ser el núcleo de nuestra felicidad porque sería una carga muy grande para ellos. Más bien al contrario, si nosotros estamos bien y les dedicamos tiempo, es muy probable que ellos también estén bien.
Desde Vithas Málaga apuntan que la combinación de terapia individual para las familias, con la terapia grupal para niños y padres, permite a los profesionales resolver situaciones familiares complicadas y tener una mejor convivencia en familia.
El trabajo que se realiza con los niños se basa en darles herramientas para responder de forma adecuada a las dificultades que presentan, ayudándoles a fomentar su inteligencia emocional y reconocer y expresar sus emociones propias. Esto les ayudará a ser capaces de gestionar las situaciones emocionales complicadas que deban afrontar a lo largo de su vida.
Por su parte, en la terapia con los padres, coordinada por la psicóloga infantil Adriana Guzmán, se busca proporcionar las herramientas necesarias para manejar las situaciones en las que se ven inmersos, ayudándoles primeramente a comprender a sus hijos para, posteriormente, tener a su disposición los mejores conocimientos para ayudarles y conseguir modificar estas situaciones complicadas.
«En la terapia grupal con padres las familias encuentran comprensión y otras experiencias de situaciones similares a la suya. Podemos ver una base teórica de actuación, a la vez que realizamos una parte práctica donde intentamos resolver las diferentes situaciones reales que nos plantean. Necesitamos, en definitiva, del trabajo coordinado de toda la familia para que el proceso terapéutico tenga resultados» afirma la psicóloga infantil.