El número de viviendas de uso turístico (VUT) sigue creciendo en la provincia de Málaga. La alarma social y las medidas reguladoras puestas en marcha por algunas administraciones no se han traducido hasta el momento en un freno a la proliferación de este tipo de viviendas, que según un reciente estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se han incrementado en un 16,7% en los últimos doce meses.
Bien es cierto que se trata de una subida inferior a la experimentada durante la campaña anterior, cuando multiplicó su cantidad en un 25% según los datos de la Junta de Andalucía. No obstante, el análisis del mercado realizado por la OCU revela que el índice de crecimiento de los pisos turísticos sigue siendo alto en líneas generales en numerosos municipios de la provincia.
En los municipios de Benalmádena, Fuengirola, Torremolinos, Frigiliana, Torrox, Estepona, Marbella, Manilva, Ojén o Mijas, el ratio de vivienda de uso turístico por hogar supera el 10%. Sin embargo, hay localidades donde este ratio es de más del 30%, como ocurre en las localidades de Nerja, Casares y Benahavís. En esta última, la oferta de plazas de viviendas de uso turístico es mayor que el número de habitantes.
Por otro lado, y según este estudio, las medidas reguladoras impuestas en la capital de Málaga habrían logrado estabilizar el registro de nuevas viviendas de este tipo, razón por la cual el cómputo total de nuevas VUT en la provincia se ha visto frenado en el año actual. En los últimos meses, el Ayuntamiento impulsó nuevas reglas para impedir el registro de nuevos alquileres en los barrios donde ya se superase el 8% del parque residencial. Asimismo, el Tribunal Supremo emitió una sentencia recientemente para permitir que las comunidades de propietarios puedan prohibir estos alquileres por mayoría de 3/5.
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La gran mayoría cree en su impacto negativo
Además del estudio realizado por OCU para analizar la situación de la vivienda turística en Málaga, la organización de los consumidores ha realizado una encuesta en Andalucía sobre estas, de la que se desprende que el 94% de la población de la comunidad cree en el impacto que tiene su proliferación sobre el precio del alquiler residencial. Además señalan otros efectos no deseados del alquiler turístico, como el incremento del precio de servicios (66%), la presión a los residentes para que se marchen a otras zonas (62%), o el aumento del ruido y congestión.
Los efectos positivos también se citan aunque en menor medida como que ayudan a rentabilizar la economía local (25%) y que promueven la diversidad cultural, enriqueciendo la ciudad (12%). El número de turistas extranjeros en nuestro país creció un 10% en 2024 según el INE, y la modalidad de alojamiento en viviendas alquiladas creció un 27% anual. En enero de 2025 prosigue la tendencia alcista en número de visitantes y en uso de vivienda alquiladas (6%). Es preciso acometer la incidencia de este fenómeno de un modo global, garantizando los derechos de todos.
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